Talos
Talos era un gigante de bronce que protegía a la Cretaminoica de posibles invasores.
Existen varias versiones sobre su genealogía: a veces era considerado hijo de Cres, personificación de Creta y padre de Hefesto (lo que contradice la versión dominante), otras era un autómata forjado por el propio Hefesto con la ayuda de los cíclopes, y también a veces era el último de una malvada raza de gigantes de bronce. En algunas versiones del mito, Talos es forjado por el inventor Dédalo.
En cualquier caso, se le presentaba como el infatigable guardián de Creta (dado por Zeus a Europa o por Hefesto al rey Minos), encargado de dar tres vueltas cada día a la isla, impidiendo entrar en ella a los extranjeros y salir a los habitantes que no tenían el permiso del rey. Se decía que cuando Talos sorprendía a algún extranjero, se metía en el fuego hasta calentarse al rojo vivo y abrazaba entonces a sus víctimas hasta calcinarlas.
El invulnerable cuerpo de bronce de Talos era irrigado por una única vena diminuta que lo recorría desde el cuello al tobillo, donde estaba rematada por un clavo que le impedía desangrarse, y ese era su único punto débil.Cuando Jasón y los argonautas llegaron a Creta tras obtener el vellocino de oro, Talos les impidió desembarcar del Argo arrojándoles grandes rocas a la bahía.
En las Argonáuticas, Medea le hipnotizaba desde el Argo, volviéndole loco y haciendo que se arrancase el clavo. En cualquier caso, al quitar el clavo de su tobillo se derramaba el icor de Talos, se desangraba y moría. Tras su muerte, el Argo pudo arribar sin peligro.