Gorgona

En la mitología griega, una gorgona era un despiadado monstruo femenino a la vez que una deidad protectora procedente de los conceptos religiosos más antiguos. Su poder era tan grande que cualquiera que intentase mirarla quedaba petrificado, por lo que su imagen se ubicaba en todo tipo de lugares, desde templos a cráteras de vino, para propiciar su protección. La gorgona llevaba un cinturón de serpientes, entrelazadas como una hebilla y confrontadas entre sí. 
Las gorgonas son a veces representadas con alas de oro, garras de bronce y colmillos de jabalí, pero sus atributos más comunes son los dientes y la piel de serpientes. Se decía que los oráculos más antiguos eran protegidos por las serpientes y las imágenes de gorgonas se asociaban a menudo con estos templos.

Esteno era una de las tres gorgonas junto con sus hermanas Euríale y Medusa, y era caracterizada por su enorme fuerza.
Según la leyenda, Esteno al igual que sus hermanas era una bestia nacida de los dioses marinos Forcis y Ceto, aunque otras fuentes dicen que de Tifón y Equidna.
Tenía forma de mujer de enormes dimensiones, con la cabeza llena de serpientes vivas en lugar de cabellos, garras de bronce, alas de oro, y cola de serpiente.
Al igual que su hermana Euríale es inmortal, a diferencia de Medusa.
Esteno posee una gran fuerza física y mental: tiene la habilidad de concentrar su energía mental en la mirada, haciéndola capaz de atrapar las energías cercanas a su alrededor hipnotizando a sus agresores y deteniéndolos en el acto.
La sangre misma de Esteno posee las cualidades de dar la vida (si era obtenida del costado derecho) o la muerte (si era obtenida del costado izquierdo).



Euríale es una criatura preolímpica y la mayor de las gorgonas.
Tenía forma de una enorme mujer, en su cabeza en lugar de cabellos le crecían serpientes venenosas vivas, y, según otras versiones también de sus axilas. Poseía además garras de bronce, una boca enorme con colmillos de marfil, alas de oro, y cola de serpiente.
Al igual que sus hermanas, Euríale poseía sangre con virtudes curativas.
Aunque es una bestia que vive en las entrañas de la tierra, es la única gorgona con sentimientos "maternos". En varias obras se cuenta que, cuando Perseo decapita a Medusa, Euríale es quien la llora desconsoladamente. Euríale también es la madre de Destino, y la creadora del mundo del Caos. Según algunas versiones, Euríale mantiene relaciones amorosas con Poseidón, y de ellas resulta madre del caballo volador Pegaso, quien, en otros casos, se considera hijo de Poseidón y Medusa aunque ciertos autores argumentan que se trataba de otra Euríale: la hija del rey cretense Minos.


Su belleza fue tan grande que llegó a deslumbrar a Poseidón, que al verse enamorado de Medusa decidió seducirla (para algunos más bien fue una violación), en el templo de Atenea. Esto provocó una rivalidad entre Atenea y Poseidón, ya rivales de por sí. La ira de Atenea fue tan grande al haberse enterado de lo que ocurrió en su templo, que su reacción inmediata fue la de castigar a Medusa; que pasó a ser igual a sus dos hermanas, Esteno y Euríale. Ambas eran simples monstruos desalmados, con manos metálicas y colmillos afilados,  y unos ojos que emitían una luz tal, que quien los miraba directamente, quedaba petrificado.
No conforme con este castigo, Afrodita se vio celosa de la hermosa cabellera que tenía Medusa, razón por la cual dentro del castigo se hizo que en lugar de cabellos se disponga de serpientes; de esta manera, Medusa fue desterrada a vivir en las tierras hiperbóreas.
De aquel idilio fortuito que hubo entre Poseidón y Medusa, surgió un embarazo, lo que no hizo más que incrementar el el rencor de Atenea, que ordena a Perseo que mate a Medusa.
Perseo esperó a que Medusa se durmiera en su guarida. Volando con sus sandalias, logró ubicarse por encima de Medusa cortandole la cabeza en un solo acto. Con este corte, por el medio del cuello de Medusa, salieron sus hijos, Pegaso y el gigante Crisaor. La cabeza de Medusa fué para Atenea, que la utilizó como escudo en todas sus batallas.