Cierva de Cerinea


La Cierva de Cerinea es un animal mitológico que Heracles debía capturar para llevarla viva a Micenas y entregarla a Euristeo (Rey de Micenas). La Cierva de Cerinea tenía pezuñas de bronce y cornamenta de oro, esta le pertenecía a la diosa Artemisa ya que era una de las cinco ciervas que la diosa había intentado capturar para engancharlas a su carro y había sido la única que había logrado escapar. Pero la cierva era muy veloz (tanto que las flechas no la alcanzaban) y no le fue fácil atraparla, por lo que la persiguió día y noche sin descanso hasta el país de los Hiperbóreos. Allí la capturó mientras ésta tomaba agua y la llevó a Euristeo. Heracles tardó 12 meses en capturarla.